Un emprendedor aquí y en el cualquier parte del mundo, tiene ciertas características comunes en cuanto a valores y habilidades, pero también algunas obsesiones. Por ejemplo, la búsqueda permanente de respuestas, de investigar a otros emprendedores o personas que han triunfado en diversos aspectos, para saber cómo lo lograron, cómo alcanzaron el éxito financiero, personal, etc… En mi búsqueda, me leí una serie de libros de eso que yo categorizo como “autoayuda para emprendedores”, desde Mujer millonaria, El millonario de la puerta de al lado, hasta el fantástico crear o morir de Oppenheimer.
Todos coincidían en algo, en el poder de la palabra, en más de uno de ellos se lee textual “las palabras son omnipotentes” y en otro: “ Hay que tener la capacidad de autoinfluenciarse”…
Y pensándolo bien, tiene mucho sentido. En psicología, se utiliza el procedimiento del “reforzamiento”, que consiste en la aplicación de un estímulo o reforzador que aumente la probabilidad de que una conducta se repita en el futuro.
Al igual que en el ámbito personal, en el empresarial la capacidad de autoinfluenciarse y crear un entorno positivo, es fundamental, y esto se logra con el poder de la Palabra.
La palabra construye conciencia, paradigmas, imaginarios. Así como podemos construir en la política la imagen de un líder, en el ámbito empresarial podemos construir la imagen de empresa que queremos, cambiando preconceptos e imaginarios negativos, con el poder de la palabra, como tanto nos aconsejan.
En este camino de búsqueda de impacto positivo y rentabilidad, a través de la acción empresarial, llegó a mis manos un libro acerca del agua y la conciencia, y conocí la teoría del agua. Nuevamente la PALABRA como reforzador clave. En ese momento fue como que todo hizo “clic”.
¿Alguien ha escuchado hablar de Emoto? (esperar que alguien levante la mano)
Masaru Emoto fue un médico japonés que investigó el agua. En 1994 realizó más de 14.000 experimentos tomando muestras de agua de diferentes fuentes: aguas de manantiales, de vertientes de agua pura, así como de aguas contaminadas. Las congeló y las examinó con un microscopio y las fotografió y descubrió que el agua pura formaba diseños perfectos como copos de nieve, mientras que las aguas contaminadas reflejaban imágenes amorfas. Lo mismo sucedía si eran expuestas a palabras, imágenes y sonidos positivos o negativas.
Esta imagen es el experimento de Emiliano Valerio, un niño cochabambino, de 9 años, que durante un año realizó el experimento.
Emoto afirmaba que el agua no sólo recoge información, sino que también es sensible a los sentimientos y a la conciencia, a las palabras.
Ese es el clic, coincidente con el poder de la palabra, la capacidad de auto influenciarse… de convencerse a través de la palabra. Si logramos influenciar a que los seres humanos tengan una mirada y posición, más positiva y sensible, modificaremos el comportamiento en todos los aspectos.
EL ser humano, es el actor más importante del cambio, y la posibilidad que tenemos de modificar paradigmas está ahí, a una acción, un sentimiento, un gesto, A UNA PALABRA.
Entonces, podemos modificar la concepción y postura o imaginario de la economía descontrolada, que solo piensa en la rentabilidad y que trae consecuencias negativas, ese paradigma de empresario capitalista, que solo piensa en la rentabilidad a cualquier costa. Ya que repetir permanentemente solo reforzará nuestra conducta, y no cambiará nada. Si no queremos un capitalismo salvaje debemos conceptualizar, proponer, estimular y alentar a una nueva forma de emprendedores, de empresarios y por ende de empresas.
Debemos desmitificar en un inicio con palabras acompañada de acciones. Demostrar que los empresarios podemos ser empresarios con una mirada de triple impacto, que es la nueva mirada de la economía de mercado, la nueva visión de ese emprendedor/empresario que busca el bienestar.
Hay muchas denominaciones para esta nueva economía de mercado, B Corp, Sistema B, triple impacto, pero la estructura es la misma. Los emprendedores de triple impacto proyectan empresas que no tienen metas o deseos de ser responsables con el medio ambiente y la comunidad, sino que tienen estrategias para serlo y que las van desarrollando al mismo tiempo que crece la empresa y su actividad.
Su visión está orientada al bienestar, a lograr rentabilidad económica, social y ambiental.
Tenemos el chance de elegir el tipo de empresario que queremos ser.
La Generación Millennials, según una proyección de la consultora Deloitte, en 2025 representará el 75 % de la fuerza laboral y de demanda del mundo. Y es un público con nuevas características, necesidades. Además exigen nuevos valores como la transparencia, la sostenibilidad y el compromiso social.
Entonces, podemos generar emprendedores de triple impacto, no solo conceptualmente sino con entrenamientos, inversión, políticas públicas, con el apoyo de la universidad generando un ecosistema favorable a este tipo de emprendedores.
¿Pero por qué esta mi postura “evangelizadora”?
Simple, porque en América Latina, hay 22 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan, hoy, y esto también se refleja en nuestra realidad en una menor escala pero significativo: En Bolivia, 140.000 jóvenes no estudian ni trabajan, hoy. 80.000 están en Santa Cruz. Está claro, no hay mucho que analizar sin trabajo sostenible, no hay desarrollo. Estos son datos de enero de 2016 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Por otro lado, en Bolivia según publicación de Fundempresa, a marzo del 2016 se tenían registradas 275.839 empresas de las cuales, más de 221 mil son unipersonales, esto significa que ¿la carga de la economía del 10 millones de habitantes está sobre los hombros de 221 mil personas?
Otro dato es que más de 202 mil empresas realizan actividades de ventas al por mayor y menor, o sea, cero valor agregado, sin piense.
Actualmente, Estados Unidos e Italia son los únicos países en el mundo que tienen normativa específica para este tipo de empresas, probablemente en un corto tiempo Argentina sea la primera en América Latina.
¿La normativa qué permite? que el escenario o ecosistema para el emprendedor de triple impacto sea favorable y no castigue al emprendedor, como ocurre en países como el nuestro.
Hace 550 días, junto a un grupo de emprendedores, estamos intentando ser emprendedores de triple impacto, creamos BOXBIKE.
Decidimos demostrar que es posible hacer emprendimiento de triple impacto en el país, y nos pusimos la idea loca de hacer mensajería urbana en bicicleta.
Nos topamos con que es muy difícil pero posible. Hagamos como Emoto en su experimento, transformando el agua, en este caso transformando nuestra concepción de empresario tradicional por un empresario de triple impacto, que fluye hacia el bienestar, la rentabilidad social, económica y ambiental.
Compartiré con ustedes nuestro experimento, nuestro primer paso fue un café: donde conversar, desmitificar, y luego crear un imaginario de empresa ideal, construyendo través de la palabra este emprendimiento, que como el agua, se amolda al recipiente, el empresario se amolda a esta nueva visión de economía de mercado, y diseñamos teóricamente cómo sería la empresa y decidimos:
En lo social: Crear fuentes laborales para jóvenes estudiantes universitarios de la base de la pirámide, es decir, que están en la línea de la pobreza, con horarios flexibles para que puedan estudiar y trabajar al mismo tiempo. Con todo, como debe ser: salario, seguro social, de salud, incluso privado de vida y accidentes. Es una realidad que hay gente que trabaja por comisión, sin salario, sin seguridad social y de salud, es una verdad en silencio.
En lo ambiental: Cambiamos la herramienta de trabajo reduciendo a 0 las emisiones de carbono, podríamos haber utilizado motos.
En lo rentable: Conseguir dos clientes grandes, empresas grandes, con flujo intensivo de correspondencia. Incluimos tecnología para ahorrar en los procesos.
Incluimos tecnología, al inicio lo hicimos localmente, que nos funcionó pero no era suficiente, y el destino nos conectó con un grupo de genios tecnológicos en el Líbano que desarrollaron nuestro sistema conectado a su app gratuita, que nos pone a nivel de las multinacionales, a pesar de ser una microempresa.
La plataforma del Sistema B, indica que existen actualmente 1996 empresas B o de triple impacto, 50 países, 130 industrias, que ya apuestan por esta nueva visión de economía de mercado para el mundo.
Es importante saber que en este proceso los emprendedores de triple impacto necesitaran Mentores, incluso hasta un directorio consultivo, ya que el entramado triple hace que los procesos sean más complejos.
Entonces, podemos promover el nacimiento de emprendedores de triple impacto, que logren la sostenibilidad económica sin hipotecar el medioambiente, de manera solidaria e inclusiva con la comunidad.
Al fin y al cabo, las sociedades, los estados, los gobiernos, las instituciones, las empresas, están compuestas por seres humanos, con la capacidad de autoinfluenciarse positiva o negativamente, con la capacidad y posibilidad de elegir, de reinventarse.
La democracia nos da el chance de elegir, estancarnos como el agua en un pantano y volvernos agua muerta, contaminada, o aceptar el movimiento, oxigenarnos y fluir como sociedad, como emprendedores/empresarios.
Repitamos el experimento de Emoto, siendo agua, proyectando una revolución del paradigma empresarial, hacia el bienestar, que es la búsqueda del equilibrio del impacto de manera integral y sostenible.
Recuerden: Podemos elegir ser emprendedores/empresarios con una mirada más humana, más sensible ante la vida, la realidad. Podemos elegir hoy autoinfluenciarnos e influenciar a nuestra sociedad hacia una visión nueva de economía de mercado que hace que la empresa fluya hacia el bienestar, el triple impacto: económico, social y ambiental.
El Triple impacto es una opción. Al final somos 70% agua, nos amoldamos y fluimos al recipiente, y la palabra en la que imaginamos y queremos ser.